Es que ya, no se trata de la extensión de una parte de nuestro cuerpo, sino que estas nuevas tecnologías constituyen una prolongación de nuestro sistema nervioso central, de nuestro propio yo fisiológico. Esta concepción plantea la neutralidad de las tecnologías respecto de los fines para los que son utilizados. Serian buenas o malas, según para que se las emplee.
La relación de la tecnología como lo político, lo económico, lo social y lo cultural es dialéctica e interdependiente; pero en última instancia se puede reconocer un cierto modo de subordinación de aquellas a éstos ámbitos u órdenes.
La estratificación social esta condicionada por la estructura de dominación política, y legitimada por la ideología hegemónica imperante. Se observa caracteres particulares diferenciales de cada estrato. Las nuevas tecnologías conllevan la crisis de los modelos fordistas y tayloristas; al quedar la producción cada vez más en “manos” de las máquinas, no interesa tanto el productor como el consumidor. Por ende lo que habrá de definir la ubicación del individuo en la pirámide social no será cuanto tiene sino cuanto gasta; lo que esta relacionada con la ocupación del individuo, a su vez se deriva del grado de conocimiento e información que posea.
En una sociedad hipercomunicada o hiperinformada, el mas apto para tomar decisión correcta es quien no solo posee la información pertinente sino que además sabe ordenarla y procesarla adecuadamente. Por tanto, es inestable el nivel ocupacional definitorio del estrato social alcanzado.
Del Percio Enrique. La actual revolución. Nuevas tecnologías de la comunicación: impactos y cambios sociales.
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